Relatos eróticos

Mi experiencia en el mundo swinger


PARTE I
Para esos que los anglicismos se nos atragantan swinger son los intercambios de parejas, concretamente os hablare de mi experiencia en locales de intercambio, que tampoco es mucha.
En ningún caso en este relato pretendo cuestionar a nadie, las/los más recatados se transforman en otras personas, sin pudor ninguno, los/las más atrevidas dan rienda suelta a sus instintos, los exhibicionistas aprovechan la oportunidad de ser vistos, los/las mironas verán como otros enseñan sus cuerpos y con ello se trasladarán a un calentón más íntimo, es un mundo sorprende, atrevido, sin tabús… para los no iniciados puede ser chocante, también perverso.
Eso si, en el ambiente se respira respeto entre personas, acercamientos prudentes, nunca me vi acosado, ni tampoco incómodo.
Así empieza mi historia;
En la primavera del 2017 acostumbramos a hacer la cena de compañeros de instituto, el año anterior fue la primera, la verdad es que la primera vez que hicimos la cena me hizo mucha ilusión ver a mis compañeros, que cara tenían y si era capaz de reconocer sus rostros ya entrados en años, me lleve una decepción, muchos de ellos tocados por los años, sin pelo arrugas y bastante grasa acumulada. Pero allí estaba ella María una mujer que ya en su tiempo de adolescente bestia elegantemente y atraía las miradas de todos aquellos adolescentes calenturientos cargados de testosterona y allí me incluía yo. Pero ero inaccesible, agradable en la conversación, pero distante, así que solo podía acceder a ella en mis sueños nocturnos. 
María ya con sus cincuenta años entrados, continuaba igual quizás incluso mejor, pero mis ojos la miraban igual que antaño.
Durante aquella primera cena, sonrisas miradas y una conversación motona y poco interesante, anécdotas y recuerdos con el componente de entrevista individual de que es de tu vida. Terminada la cena nos dirigimos a tonar unas copas a un bar cercano, allí tuve la oportunidad de mantener una conversación más íntima con ella, donde me explico que estaba en proceso de separación de su segundo matrimonio, pero que estaba bien y con ganas de vivir la vida que la tenía bien resuelta como profesora de instituto público. Nos despedimos y nos apuntamos nuestros teléfonos para quedar un día para tonar un café.
Pase un año pensando cada día en enviarle un wasap pero no fui capaz, será que aun pensaba como un adolescente, aunque en mis sueños continuo apareciendo ella.
Un año sin saber nada de ella…. Vuelve la primavera y con ella el reencuentro de excompañeros, después de inscribirme a la cena recibí un wasap de María, proponiéndome que al terminar la cena nos podríamos escapar a tomar algo juntos, vaya oportunidad había aparecido, acepté la propuesta donde aparecieron mariposas en el estómago una sensación que no había tenido en años. Un segundo wasap me dijo que ella escogía el local, que sería divertido, que lo pasaríamos bien, pero que no me asustara. Mi respuesta fue yo asustarme a mi edad, haciéndome el machote que lo ha vivido todo. Así quedamos… y llego el día.
En aquella cena ya falto mucha gente, ya no tenía tanta motivación como la primera, los años pasan y las anécdotas y las vivencias siempre eran las mismas. Aun terminando de cenar algo tarde, María y yo nos pusimos de acuerdo en salir una vez finalizada y así lo hicimos.
Cogimos un taxi juntos, entre risas y en mi caso pensando esa es tu oportunidad para darle un achuchón…. Ufff que ganas… pero ¿cómo? Se abrían muchos interrogantes. María le indico una dirección al taxista de la cual en aquel momento no preste ninguna atención era ella quien había elegido el lugar… en el trayecto me pregunto si había ido en alguna ocasión aun local de intercambio de parejas y le dije que no, ella respondió; pues hoy será la primera vez así que siéntete cómodo y tranquilo que yo (María) tengo cierta experiencia, me conto que con su primera pareja eran asiduos a este tipo de experiencias y que hacía tiempo que le apetecía volver a ir. Mi silenció hasta llegar al sitio eran mis pensamientos que aparecían en mi cabeza con infinidad de interrogantes desde el máximo desconocimiento.
Llegamos al lugar, cercano a Plaza de España, el taxi paro delante, bajamos y María me agarro del brazo y se dirigió a un local forrado con madera con una puerta totalmente opaca de madera, sin ningún detalle publicitario ósea absolutamente hermético, llamó al timbre… yo con nervios adolescentes… abrió la puerta el empleado del local, aprecie que María estaba en su salsa… nos hicieron dejar las chaquetas en el guardarropa donde detecte que había mucha gente pues estaban a tope las perchas.
CONTINUARA EN LA II PARTE

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